30 de enero de 2010

¡¡ESO POR HABLAR!!


Sí, por hablar. No se puede decir nada, porque luego pasa lo que pasa.

Justo el Domingo le comentaba a una amiga lo feliz que estaba con mi móvil, lo bueno que me había salido, casi tres años en mi poder y perfecto, ni un rasguño, ningún fallo.

¡¡Pues toma!! ¡¡Por hablar!!

Lunes por la mañana, arregladita, dispuesta para salir de paseíto a ver a amigos y echar una mañana de relax. Vamos a hacer repaso: bolso, abrigo, llaves, las otras llaves, móvil....

¡¡¡PLAAAFFF!!!

Al suelo. Con tanta cosa en la mano y la mente en las nubes.... era previsible. ¡Pánico! Me siento, suelto todo lo que llevo en las manos y observo bien a mi chiquitín (mi movilito, claro). ¡Uff! Ni un rasguño. Alivio... momentáneo.

¡¡No enciende!! Habrá que realizar las medidas de emergencia recomendadas para estos casos:

1º Extraer batería (reseteo blando, que le dicen )

piiiiiiiiiii.................

2º Volver a resetear (esta vez nada de blandenguerías, con golpecito incorporado, total)

piiiiiiiiiiii................

3º Puñetero reseteo de las narices. Extraigo y vuelvo a introducir la tarjeta SIM (ya es que no se me ocurre nada, puñetas)

piiiiiiiiiiii..............

No respira. No hay pulso. Hora del fallecimiento: 11:00 h

A ver, como diría Lisbeth Salander: control de daños.

Hay que analizar el siguiente paso a realizar. Sencillo, ir a comprar otro teléfono, ¡ya! Total, mañana completamente echada por la borda. Cambio de planes rotundo y absoluto. Lo primero, es lo primero.

Ya con el nuevo artilugio en mi poder, empiezo a convencerme a mí misma de que no he salido tan mal parada. Gracias a los programas de puntos tengo en mis manos un nuevo teléfono, última tecnología, táctil, con internauer incorporado, precioso..... una monería. (emoticono babeando mucho)

Cual no sería mi sorpresa al ver que al intentar llamar a mi amiga Dark..... mmmm.... ¡¡no tengo el número!!

¡¡NOOOO!!

He perdido tooodos los números que no había tenido la precaución de guardar en la tarjeta SIM (por supuesto el de los ex-jefes se han salvado, maldita Ley de Murphy :S). Así que.... a iniciar la ardua tarea de recopilar los números de nuevo. Unos serán fáciles, otros casi imposibles y para alguno..... habrá que aguantar el cachondeíto y la guasonería de algún amigo (;P).

Bien, todo esto que os he contado es desgraciadamente verídico y supongo que más de uno lo ha vivido "en sus carnes". Lo peor del asunto es darse cuenta de la gran dependencia tecnológica que sufrimos inconscientemente. Me encanta la tecnología. Me encantan los gadgets electrónicos, no tengo más por la economía y un poco de sentido común (poco :P). Pero es algo increíble. O sea, si no tengo el teléfono móvil es como si la vida se paralizase, me quedo incomunicada y no es que sea de las que están todo el día "enganchás", pero sí lo considero algo indispensable para mi vida cotidiana. Eso es lo que más asusta.

Lo sucedido esta semana me ha hecho pensar en lo dependientes electrónicos que somos, o soy. Así que para minimizar posibles daños futuros, me he comprado un pequeño listín telefónico, donde estoy copiando todos mis "contactos". Así que.... una nueva cosa en el bolso. Ya mismo necesitaré una carretilla de mano para llevarlo.

Por lo que chicos, chicas, moraleja: Aseguraos de haber copiado todos los números a la tarjeta SIM y de ésta al teléfono. Duplicad. Haced copias de seguridad y nunca, nunca, habléis de lo bueno que os ha salido algo, porque......¡¡¡PLAAAFF!!

14 de enero de 2010

LA VENTANA INDISCRETA

Estoy segura de que los que habéis visto esta película (una de mis favoritas), coincidiréis conmigo en que esta no es la mejor escena. Hay sucesiones de planos magistrales en este film y algunos, que sin serlo tanto, me maravillan (ese beso.... ayns). Entonces os preguntaréis por qué la he escogido. Sencillo: describe perfectamente lo que se puede llegar a pensar y/o hacer cuando se está aburrido. Creo que toda la película parte de esa premisa y en esta escena considero que se describe muy bien.

Jeff (o sea, Jimmy Stewart) ha sufrido un aparatoso accidente y a consecuencia de ello lleva seis semanas encerrado en su apartamento con la única distracción (o su preferida al menos) de mirar por la ventana, observar lo que pasa fuera de su casa, cotillear, vamos. ¿Alguien no ha hecho eso alguna vez? ¿No? ¡Hipocritillas! ;P. Bueno, a lo que iba, que el pobre está más aburrido que una ostra, incapacitado y supongo que hartito ya de leer revistas o lo que tenga en casa y claro, en esa época no había tanto programón del corazón en la tele y, aunque lo hubiese, creo que a Jimmy no le interesarían (chico listo). Así que se dedica a lo que puede, al puro cotilleo ventanil. Esta escena, decía al principio, describe todo eso, él está solo en casa y recibe la llamada de su jefe, durante el transcurso de la conversación, ve como las chicas del ático son sorprendidas mientras toman el sol ligerillas de ropa, observa con gran detenimiento como la bailarina de enfrente aprovecha cualquier tarea para ensayar, al pesadito del compositor "admirando" también a la chica y, por supuesto, al que será su obsesión por un tiempo. Todo ello mientras sigue con su charla, tal y como los demás hacemos cuando estamos hablando por teléfono. Yo, por ejemplo, tengo la costumbre de pintarrajear en un papel, unas veces hago floripondios, otras remarco una palabra y otras.... simplemente garabateo.

Hitchcock analizó muy bien la mente humana, en cada uno de sus films exprimía alguna faceta de la psiquis. En "La ventana indiscreta" creo que hace un estudio bastante bueno sobre cómo vuela la imaginación en casos de aburrimiento profundo y hasta dónde somos capaces de seguir perseverando en nuestras opiniones cuando creemos que llevamos la razón, aunque eso nos lleve a poner en peligro nuestra vida (algo extremo, por eso es una película).

Pues bien, la clave está en la siguiente frase:

"Tienes que sacarme de aquí, llevo semanas encerrado sin otra cosa que hacer que mirar por la ventana. Si no haces algo para que pueda salir de este aburrimiento haré algo drástico..."

Me encanta. Me siento completamente identificada. De hecho, este blog que estáis leyendo es fruto de ese "haré algo drástico". Sí, yo también estoy más aburrida que una ostra, cosas de estar en casa mucho tiempo o simplemente de no tener en estos momentos una ocupación. Para el protagonista de la peli, ese "algo drástico" era casarse, para lo cual su novia, interpretada por la bellísima Grace Kelly, estaba más que dispuesta y deseosa. Otros aburridos se dedican sencillamente a no hacer nada, a dar paseos, o a montar en bici. En mi caso, me ha dado por hacerme este rinconcillo, por leer y ver películas.

Supongo que este blog es el equivalente a la ventana que pertinazmente miraba Jimmy en la película. Cuando se está quieto, sin grandes tareas en las que ocupar el tiempo, la mente vuela, divaga, viaja libre por millones de sitios y eso, a veces, es un problema, porque por una extraña razón, suele irse por aquellos lugares del pensamiento que no queremos visitar. Así que hay que buscar con ahínco una ocupación mental que guíe a nuestro cerebro por los derroteros que nos interesa, al menos es lo que llevo meses persiguiendo. En las últimas semanas estoy intentando encarrilar a esta mente inquieta, que divague, vale, pero por donde yo quiera. Soy mandona hasta conmigo misma, quizás con la que más y no puedo permitir que mis neuronas anden haciendo el vago, debo mantenerlas ocupadas, debo hacerlas trabajar y he pensado, que si hago a mi cerebro funcionar en un campo en el que no suele hacerlo, puede ser un buen ejercicio. Después de todo es un músculo, ¿no? Pues al gimnasio con él. Así que nada, lo he puesto a intentar desarrollar ideas con las palabras, a juntarlas y a darles sentido y, de camino, suelto todas las chorradas que se me acumulan en esta cabecita.

Por cierto, ya os he dicho que esta película es una de mis favoritas y seguramente la utilizaré en más de una entrada. Mientras tanto, a los que estéis interesados, os dejo un enlace en el cual descubriréis cosas muy interesantes sobre este gran film que es “La ventana indiscreta”.



También invito a quien quiera a compartir conmigo cuáles son sus ocupaciones preferidas cuando cae en el aburrimiento.

11 de enero de 2010

¿BRAGA O VAN GOGH?

Con este sugerente título, que no he creado yo (no soy tan ingeniosa ni por asomo), comienza uno de los capítulos más desternillantes de un libro que adoro "La elegancia del erizo" de Muriel Barbery. En esta entrada voy a hacer algo a lo que en un principio me negaba, que era copiar trozos de libro y hacer una entrada. Siempre lo he visto algo muy cómodo y socorrido y yo aquí quiero ponerme retos, no hacer cosas facilonas (aunque todo lo que llevo hecho hasta ahora es un poco tonto, lo sé).

¿Por qué he sucumbido a algo que no pensaba hacer?

1º Porque llevo todo el día acordándome de este capítulo debido a una conversación marujil con una amiga.

2º Porque las normas (propias o impuestas por terceros) están para saltárselas.

3º Pues porque el blog es mío y hago lo que quiero :P

Al grano. Como os he comentado en el punto nº 1, esta mañana una amiga me comentaba que el Sábado se fue de rebajas pensando que como había nevado en su ciudad, pues habría menos gente. Pero cual no sería su sorpresa, cuando tuvo que estar medio luchando por conseguir unas botas. Así que a raíz de esta conversación mañanera recordé el texto que adjunto: (acortaré lo posible para no cansaros, pero os recomiendo que os busqueis el libro)

"Hoy he ido con mamá a las rebajas de la calle Saint-Honoré. Un infierno. Había cola delante de algunas tiendas. Y supongo que os imagináis qué tipo de tiendas hay en la calla Saint-Honoré: mostrarse tan tenaz para comprar rebajados pañuelos o guantes que, aun así, siguen valiendo lo que un Van Gogh deja flipado a cualquiera. Pero las señoras se emplean en la tarea con una pasión furiosa. E incluso con cierta falta de elegancia.

(....)

Esto es lo que ha ocurrido: he entrado con mamá en una tienda de lencería fina. Lo de lencería fina ya es un nombre de por sí interesante. Porque si no, ¿qué sería? ¿lencería gruesa? Bueno, en realidad quiere decir lencería sexy; vamos, que no encontraréis en esta tienda las bragas caladas de algodón de toda la vida que llevaban nuestras abuelas.

(....)

Desde donde me encontraba, tenía un panorama inmejorable sobre la tienda entera y sobre mamá, que se estaba volviendo loca por una especie de sujetador muy, muy, muy pequeño con encaje blanco (algo es algo) pero también unos enormes floripondios malvas. Mi madre tiene cuarenta y cinco años y le sobran unos kilitos, pero el floripondio malva no la asusta; en cambio, la sobriedad y la elegancia del beis liso la paralizan de terror. Bueno, total, que aquí está mamá extirpando a duras penas de un expositor el mini sujetador floral que estima de su talla y una braga a juego, tres estantes más abajo. Tira de ella con convicción pero, de pronto, frunce el ceño: y es que en el otro extremo de la braga hay otra señora, que también tira de ella y frunce asimismo el ceño. Se miran las dos, miran el expositor, constatan que la braga de marras es la última superviviente de una larga mañana de rebajas y se preparan para la batalla a la vez que se dedican la una a la otra una sonrisa de oreja a oreja.

Y éstas son las primicias del movimiento interesante: una braga de ciento treinta euros no mide al fin y al cabo más que unos centímetros de encaje ultrafino. Hay pues que sonreír al adversario, agarrar bien la braga y tirar de ella hacia sí poniendo cuidado de no romperla. Os lo digo tal cual lo pienso: si, en nuestro universo, las leyes de la física son constantes, entonces esto no es posible. Después de varios segundos de intentos infructuosos, nuestras señoras dicen amén a Newton pero no renuncian. Hay pues que proseguir la guerra de otra manera, es decir la diplomacia (...). Ello provoca el siguiente movimiento interesante: hay que hacer como que se ignora que se está tirando firmemente de la braga y fingir que uno la pide cortésmente con palabras.

(....)

Como todo el mundo sabe, la diplomacia fracasa siempre cuando las fuerzas que se enfrentan están equilibradas. Nunca se ha visto a uno más fuerte aceptar las propuestas diplomáticas del más débil. Así, los portavoces que han empezado al unísono con un: "Disculpe, señora, pero me parece que he sido más rápida que usted" no consiguen gran cosa. Cuando me acerco a mamá, ya estamos en: "No pienso soltarla" y es fácil dar crédito a ambas beligerantes.

Por supuesto, mamá ha terminado perdiendo: al acercarme para ponerme a su lado, ha recordado que es una madre de familia respetable y que no le era posible, sin menoscabo de su dignidad, lanzar despedida la mano izquierda contra la cara de la otra señora. Ha recuperado pues el uso de la mano derecha y ha soltado la braga. Resultado de la mañana de compras: una se ha marchado con la braga, la otra, con el sujetador"

Sé que ha sido un poco largo, pero creo que valía la pena ponerlo al completo. Cuando lo leí por primera vez no pude reprimir las carcajadas, no recuerdo si estaba sola o no, pero si no lo estaba, seguro que los que me acompañaban debieron pensar que había perdido un par de tornillos.

Ahora que lo pienso. Seguro que si le preguntamos a más de una "loca" de las rebajas si le gustan las películas de guerra nos contestarán que nanai de la china, pero... ¿no os ha recordado esta escena a una batalla casi sangrienta? A mí sí. Mientras trasladaba las palabras del texto aquí, se me ha venido a la mente el silbidillo de "El puente sobre el río Kwai". En serio, por un momento me he imaginado esas imágenes tan manidas, de la masa de gente agolpada ante las puertas de ciertos almacenes de la calle Preciados de Madrid, todas entrando por tropel, mientras tararean la canción con el firme propósito de alcanzar su objetivo.

Disfrutad de las rebajas, yo intentaré no acercarme a todo aquel que vea silbando a la puerta de unos grandes almacenes, por si las moscas.

9 de enero de 2010

¡¡MONOS FUERA!!

"A la preocupación hay que ponerla en su lugar: fuera de nuestra vida"

Esta mañana, tal y como llevo haciendo algo así como un mes, he girado una nueva página de mi calendario. Es uno de esos de sobremesa, muy bonito, con fotos de flores y plantas y de los que son permanentes, es decir, no me dice si hoy es lunes, sábado o festivo, simple y llanamente me dice el día y el mes. De esa forma cada año me parecerá similar al anterior, hasta que me harte.


A estas alturas os estareis preguntando qué tiene de particular dicho almanaque y con qué objeto lo adquirí. Muy sencillo, cada uno de esos días que se suceden sin fín, trae una cita. Un mensajillo optimista o con cierto significado a la hora de afrontar la sucesión del tiempo. Es cierto que más o menos todos son aplicables a cualquier estado de ánimo, pero el de hoy..... quizás porque he pasado una noche terrible (la culpa es de una traqueítis, o como se diga) o porque desde hace algún tiempo tengo demasiados problemas.... el de hoy me ha tocado las narices a base de bien.


Vamos a ver, ¿¿¿¿la preocupación hay que ponerla fuera de nuestra vida???? Pues claro, joder! que más quisiera yo que hacer eso, que más quisiéramos todos que poder hacer eso. Creo que es lo que el 99% (el 1% restante lo dejo para los tontos felices) de la humanidad intenta hacer cada mañana, tarde o noche. La cuestión no es saber que hay que dejar los problemas fuera o relativizar las cosas (como dice un amigo) o echar los monos fuera (como dice una amiga), lo que me/nos hace falta es que nos digan cómo hacer eso.


En fin, supongo que el resto del día me lo pasaré reflexionando sobre cómo quitarme los monos de encima (me gusta mucho más esta expresión y en algunos casos es mucho más gráfica :P), aprovecharé que estoy bastante dopada debido a los medicamentos y veré si alguno de ellos tiene capacidad "alucinógena" que me haga encontrar el camino de la "iluminación" ;)

7 de enero de 2010

EL JARDIN DE LOS CEREZOS

"Habitación llamada en tiempos "cuarto de los niños". Una de sus puertas abre sobre la alcoba de Ania. El sol está próximo a salir. Es ya Mayo, en el jardín florecen los cerezos, pero hace frío. Las ventanas se mantienen aún cerradas"


Cuando hace un par de semanas me planteé en serio la idea de hacer mi propio blog, la primera decisión difícil fue encontrar el nombre adecuado. Como ya os conté en la primera entrada, más o menos sabía qué quería contar aquí, pero.... ¿qué nombre le pegaba cuando en realidad no hay un sólo tema? eso me llevó a pensar que sí hay un hilo conductor de todo este blog: Yo.


Puede parecer un pelín egocéntrico y quizás lo sea, pero es así. Tenía claro que este rincón iba a ser un poco de mí misma, quiero que sea en cierta manera mi reflejo. Supongo que he estado mucho tiempo encerrada en mi interior y he descubierto que hay muchas cosas ahí que deseo mostrar. Eso me llevó a "La Zarina". Le tengo cariño a ese nombre, me recuerda a un amigo que me llama así (ayns, petardo ¿dónde estarás?), pero sobre todo me recuerda a cómo me llamaba mi padre de pequeña. Jugaba con mi nombre y con el de una de las Zarinas más conocidas.


Vale, una cosa estaba decidida, La Zarina iba a tener un papel importante en este proyecto. Volví a lo que os comentaba en el párrafo anterior, el blog iba a ser un poco "yo" (nada que ver con el Pocoyo de los niños :p) y debía ser un sitio donde recibir a mis amigos (lectores), lo que me llevó a lo siguiente: el blog iba a ser como mi casa.

Siempre he sido de la opinión que una casa refleja a sus moradores, es decir, observando la decoración de una casa puedes sacar bastantes conclusiones del carácter de los que la habitan (siempre quitando el problema económico que a veces te impide tener las cosas como uno quiere). Así que pensé en ponerle "el palacio de la zarina", pero... yo no soy nada pomposa, ni rimbombante, ni rebuscada, soy más bien sencilla. Eso me llevó a "la casa de la zarina" y por un día se llamó así. No me terminaba de gustar, lo reconozco. Como dice mi amigo "el petardo" :P, casa y zarina en la misma frase no cuadran, y tiene toda la razón. Así que mi amiga Dark me dio la clave del asunto, aunque ella no se diese cuenta en ese momento. Me sugirió "la casa de campo de la zarina" uff, largo hasta más no poder, peeero.... ¡eureka! La casa de campo típica rusa es una "datcha".

Generalmente son pequeñas cabañas de madera, pero en ocasiones llegan a ser pequeños palacetes y, además, a una Zarina le pega tener una acogedora datcha perdida en un bosque, donde recibir a sus amigos más íntimos, reposar a solas o acompañada junto a una buena chimenea o tenerla para poder disfrutar de un secreto idilio en toda regla (que de todo se necesita en esta vida ;P)

Así que al pensar en una datcha, lo primero que se me vino a la cabeza fue releer "El jardín de los cerezos" de Anton Chéjov, cuya descripción de la primera escena del primer acto corona esta entrada. En esta preciosa obra de teatro, se describe la decadencia de una sociedad que se revolucionaría completamente unos años después. Pero también describe muy bien cómo sería la vida en ese tipo de edificación y el cómo sería pasear bajo los guindos en flor.


Espero que en mi blog, en vuestra datcha, os sintais reconfortados y agusto y que os apetezca venir a pasear conmigo bajo los cerezos o a charlar junto a la chimenea.