28 de mayo de 2010

SOPOR

Una suave y cálida luz se filtra por la persiana. Hay claridad, sí, pero no molesta, es acogedora, hace que mis párpados se tiñan de naranja. Aún no se quieren abrir. Aún quieren guardar la belleza de la noche. Adivino el leve aleteo del visillo al entrar la brisa de la mañana. Creo oír el roce de las hojas del limonero del jardín. Las dulces notas de azahar vienen flotando con la brisa hasta mi cama.

Inmóvil.

No se mueve nada de mi ser. Sólo percibo el ritmo pausado y sereno de mi respiración. Ni siquiera siento el tacto de las sábanas contra la superficie desnuda de mi cuerpo. Intento mentalmente, sin moverme, tomar conciencia de mí. La mente perezosa aún no quiere trabajar, no le doy prisa. Hoy no hay prisa. No sé qué hora es. Aún no sé si estoy sumergida en mi sueño o por el contrario he despertado. No importa, no hay prisa. Sí, mis piernas están ahí, en la postura habitual. Un muslo sobre otro, la sedosa piel de una pierna fundiéndose en la de la otra. Los brazos.... ¿dónde están los brazos? Uhmm, a ver, el derecho.... El izquierdo..... bien, posado sobre el colchón. Algo lo roza. Algo sedoso, ligero, casi ingrávido. Mi mente, aún soporífera, analiza los datos. Eso es. Mis cabellos, los suaves rizos, casi tirabuzones, deben estar desparramados sobre mis brazos, sobre la almohada, empapándola del fresco aroma que desprenden. Uhmmm, el aroma..... El olfato, maravilloso y primitivo sentido que me lleva a cualquier momento de mi existencia. ¿De veras fué soñando?

Un pájaro, sí el trino del gorrioncillo que todas las mañanas de Primavera, invariablemente, se posa en mi ventana para vigilar su nido. Es agradable. Aún no hay más ruído que me moleste, aún puedo ir dejando que mi cerebro siga despertándose de forma pausada y relajada. ¿Acaso no recuerdo el canto de un ruiseñor? Debe haber sido durante la madrugada, habré escuchado su sonido embriagador mientras navegaba en mis sueños.... uhmmm, mis sueños. ¿Ha sido sólo una broma de mi imaginación? ¿le puede molestar a alguien el canto de un ruiseñor? Supongo que sí. No a mí.

Sigo tomando conciencia de mi cuerpo relajado y aún adormilado. Concéntrate. Seguro que puedes notar la brisa en tu piel. Concéntrate en la piel. Las suaves sábanas están liadas en las piernas, dejando el resto del cuerpo expuesto a la luz, dejando que la desnudez de mi ser se inunde de claridad y tibieza. Tibieza.... sigue subiendo por las piernas, sí, aún la noto, está ahí, aún continua la sensación. Fué real, no lo he soñado, o sí? No, no fue irreal, no para mí. ¿O sí?

Los párpados batallan con mis sentidos. No, no os dejeis vencer todavía. Permaneced cerrados. Quiero seguir percibiendo mi interior, aún quiero permanecer sumergida en mí.

Siento el aire en mis caderas, en mi cintura. Noto el leve movimiento de mis pulmones, el suave latido del corazón, cómo la sangre va calentando mis extremidades. La piel erizada de mis pechos desnudos, tersos, sedosos. Ellos también delatan que no soñé ¿o sí? Permito que mi mano se mueva, el primer movimiento consciente de este día. La piel de la mano acaricia las blancas fibras de la sábana. Mis dedos van despertando, los acerco a mi cuerpo, a mi cara, mi boca. Mis labios los acarician, la boca sedienta los besa, los humedece. La mano baja por mi cuello haciéndome rememorar con deseo otras manos. Continúa hasta el valle formado entre mis senos. Los acaricio suave y delicadamente. Sí, están erguidos, sensuales, a la espera de obtener una nueva estimulación. Todo mi cuerpo reacciona, alerta, preparado para volver a sentir otra piel, otras manos firmes y deseadas sobre mí. ¿O fué un sueño? Mi mano ahora cobra vida propia. Lenta y sensualmente realiza el camino inverso del que había recorrido mentalmente. Baja con suavidad, apenas si me roza con las yemas de los dedos, recreándose en el tacto de mi piel, persiguiendo fírmemente el objetivo final cálido, húmedo, acogedor y agradablemente conocido ¿realmente fué un sueño?

8 de mayo de 2010

FLORES AZULES


Mirad esta foto, ¿qué veis?

Hojas, flores, ramas, verdor, primavera….. muchas cosas.

Cada uno se fijará en algo distinto. Cada uno detendrá su atención en un punto único y singular de esa imagen. Eso es lo que más me gusta del ser humano, todos y cada uno de nosotros tenemos una visión particular y especial de las cosas. Pero, a la vez, aunque nos creamos diferentes de los demás, distintos, aislados o que vivimos en un mundo aparte y hasta incluso podamos sentir que no necesitamos a nadie, todos tenemos algo en común, todos sentimos la necesidad, aunque sea recóndita, de estar unido a los demás, de estar enlazados a alguien, a un amigo, a una amiga, a un amante, a un padre o madre, a un hermano, a alguien. Simple y llanamente ansiamos que esa persona nos escuche, nos intente comprender, nos quiera, nos necesite, a quien necesitar y querer (cualquier tipo de cariño).

¿Por qué esta foto? No lo sé, quizás estaba haciendo un repaso por estúpidas instantáneas que tomo de todo lo que pillo y me he fijado en ésta. Mirad esas tres flores azules. Son distintas a las demás, parecen aisladas de las demás. Pero a la vez, están integradas en un todo diverso y heterogéneo. Esas tres pequeñas flores están luchando por ser ellas mismas, parecen que surjan con fuerza y ahínco con la necesidad de ser distintas ¿o quizás no lo han elegido, quizás la naturaleza ha hecho que sean distintas a las demás pero similares entre ellas? He dicho similares, no iguales, aunque a simple vista nos parezcan iguales. No hay una flor igual a otra, no hay una persona igual a otra, la naturaleza, la vida y las circunstancias colaboran en ello.

Esas tres flores están distanciadas, quizás las separe demasiado terreno, pero no están solas. Ahí están, unidas por algo a simple vista oculto, quizás tan oculto que aún no se reconocen entre ellas (son flores, no creo que vean mucho), pero tienen cosas en común, características que las asemejan. Creo que a los humanos nos suceden cosas así.

Hay veces que te crees solo, aislado en tu mundo particular. Unos parece que estemos en los mundos de yupi, otros en el real, otros en el infierno. Cada cual en el suyo. Cada cual con su pasado y su presente. Algunos con un buen futuro a la vista, otros con uno bien oscuro, pero con esperanzas de mejorarlo, otros creen que jamás lo tendrán, pero también lo tienen por delante, aunque haya que ayudarlos a verlo.

Hay ocasiones en que de una forma repentina, sin saber bien porqué, ni cómo, te encuentras con otra flor azul. No exactamente como tú, quizás hasta muy diferente a ti, con una vida que quizás no entiendas y desconozcas por completo y la cual quizás nunca llegues a comprender. Pero azul. Incluso puede que siempre hayas tenido una flor añil a tu lado y que lleve toda tu vida ahí y nunca hayas reparado en que aún siendo de tu mismo color tiene toda una gama de tonalidades azules e iridiscentes, algunas que ni siquiera seas capaz de distinguir porque tus ojos no han sido capaces de apreciarlos o siempre lo hicieron pero no llegaron a reconocerlo. Entonces, aunque haya abismos que os separan, distancias que parecen insalvables, se tienden lazos, puentes, conexiones que os unen. No sé bien cómo, pero ocurre. Y piensas que es imposible conectar de algún modo con alguien tan distinto a ti, ni siquiera comprendes cómo puedes sentirte cerca de alguna forma, o cómo has estado tan unida a alguien toda tu vida y no has llegado a ver dentro de esa persona y a comprender qué había tras esa explosión de color. Y en esos momentos, es como si hubiese un renacer en tu interior, como si un gran descubrimiento de ti mismo se produjese, como si facetas tuyas dormidas, apartadas, escondidas o por conocer, surgieran de repente. Como cuando al principio de la primavera los campos se tiñen de multicolor y diminutas florecillas, que nadie sembró, brotan por doquier y te das cuenta de que las semillas estaban ahí, aunque no se viesen, aunque nadie lo notase, aunque se hubiesen depositado quizás hacía años sin que nadie se percatase y ahora salen a la luz. Y te das cuenta de que hay personas que quieres que estén ahí y para las que tú estás ahí y quieres seguir a su lado, para hacerles compañía y que te la hagan, para hacerles ver que no están solos y no sentirte tú, para escucharlos y quererlos y reírte con ellos y discutir con ellos y enfadarte y cabrearte y sacarlos de sus casillas aunque no lo intentes, o simplemente porque la vida tiene más color si están a tu lado.

A veces esas personas entran en tu vida y permanecen para siempre. A veces comienzas de nuevo a conocer a quien conocías de siempre y lo valoras aún más y te arrepientes del tiempo perdido. A veces aparece alguien que no esperabas para nada y te sorprende y comienzas a acostumbrarte a que esté ahí, a apreciarlo, a dejar que te conozca y temes que desaparezca como lo hacen las florecillas silvestres al final de la primavera. A veces aprendes a apreciar más lo que tienes cerca y al hacerlo, te aprecias más a ti ¿o es al contrario? Y cuando todo esto pasa te das cuenta de que no estamos tan aislados, ni tan distantes, ni tan solos y que tienes muchas flores azules a tu alrededor, sólo tienes que aprender a verlas, cuidarlas y, si se dejan, mimarlas.

2 de mayo de 2010

DESPUÉS DE LA TORMENTA........


¡¡Otro pantano!!


Jajaja, lo siento, es que tenía a huevo el chistecillo. Qué se le va a hacer, otra de mis facetas, los chistes malos y fáciles (petardo, I know that you know :P)


Pues eso, que como no podía ser menos, tenía que relajarme y tomarme mi tiempo para pensar y aclarar ideas y qué mejor que ir a ver otro embalse. En esta ocasión de la provincia de Málaga, el embalse del Guadalteba, en el valle del Guadalhorce ¡¡¡qué belleza!!! es una preciosidad, lástima que las fotos esta vez no han salido como me hubiesen gustado, demasiada luz, no he ajustado bien, de hecho las he realizado casi a ciegas, porque el sol me cegaba. Pero no valen las escusas, la próxima vez me esmeraré más. Espero que al menos podais haceros una pequeña idea de toda la naturaleza que me rodeaba.



Ha sido un día espléndido. Caluroso, pero con una brisa muy agradable que penetraba por las ventanillas del coche. Unas vistas alucinantes. Una primavera en explosión. El trinar de los pájaros que han hecho que apagase la radio, ya que por supuesto era mejor que incluso mi "Sultans of Swing" o mi "Take five". Los aromas... (tomillo, jara y más yerbajos variados que no distingo).... uhmmm.... eso no os lo puedo describir, ojalá se pudiesen digitalizar los olores y hacéroslos llegar. Relajación. Calma. Serenidad. Mi Málaga.


Hoy necesitaba eso. Soledad, quietud, sólo mi coche, mi copiloto y yo. Tras un Viernes horríbilis y un Sábado de reflexión (a la que ayudó un Mai Tai y el haber dormido la noche anterior 12 horas :P) que podría haber terminado mejor, el Domingo tenía que ser de tranquilidad, de retomar mis pensamientos, trazar estrategias, recargar pilas y enfrentarme a la semana con nuevas ideas y proyectos. Y todo eso tenía que ser partiendo desde allí, de mi casa, en mi hogar, en mi rincón ahora abandonado y tan añorado.


Hoy he disfrutado. He comido fresas arropada por las raíces de una encina, con un abejorro zumbando sobre mi cabeza y unas hormigas, demasiado grandes para mi gusto, amenazando con colarse por donde no debieran. He disfrutado pensando en incordiaros una vez más con mis pantanitos de los pantalones (jajaja, es que me gusta ser puñetera, qué se le va a hacer), me he deleitado al morder la mejor fresa y regalaros ese momento, ese pequeño placer que me ofrece la vida y que quería compartir con vosotros. Porque los momentos buenos y agradables también hay que hacérselos llegar a los amigos, porque sé que la gente que te quiere, disfruta al verte, si no feliz, al menos relajada. Os quiero, chicos.