19 de junio de 2010

SIEMPRE CAMBIANDO

A veces creemos que nadie nos entiende, que somos bichos raros, que ni siquiera nosotros mismos comprendemos qué somos o qué queremos, que no somos como los demás. Esos pensamientos algunas veces se apoderan de nuestra mente y nos hacen infelices, hasta nos pueden causar una profunda pena.

Pero... ¿qué pasa si somos distintos? ¿qué ocurre si hoy no soy igual a la de ayer? ¿qué de malo hay en evolucinar, cambiar y desmontar esas ideas preconcebidas que teníamos en la cabeza?

A lo largo de nuestras vidas hay muchas cosas que nos hacen dar esos saltos. Unas veces son pequeños saltitos, casi imperceptibles, con cambios tan sutiles que sólo se pueden apreciar al dejar atrás el tiempo. En otras ocasiones, son saltos de gigante, producidos u originados por algún catalizador que hace que ese proceso se acelere. Esas reacciones pueden ser causadas por las circunstancias, por un suceso repentino que nos agita desde los pies a la cabeza, o por alguien que mete sus manos en nuestra alma, o en nuestra mente o en nuestro corazón y le quita la escarcha que lo recubría y lo estruja, lo escudriña y lo abre de par en par, mostrándonos a nosotros mismos rincones que no sabíamos ni que existían.

Hay veces que nos sentimos perdidos, sin rumbo, como dejándonos llevar, intentando manejar nuestras propias vidas y creyéndonos que lo hacemos. Pero en algún momento, paramos y vemos que no somos tan fuertes, que sí nos importa lo que opinen de nosotros, que sí nos duele lo que puedan pensar, que aún no sabemos qué somos o qué queremos o qué buscamos. Entonces, en esos momentos, necesitamos a un amigo, a alguien que nos quiera porque sí, que nos aprecie tal cual somos, porque somos nosotros mismos, porque estamos llenos de dudas, porque ve en nosotros lo mejor a pesar de conocer lo peor. Que nos quiere porque somos parte de su vida y porque, aunque a veces lo podamos defraudar, siempre, siempre, nos perdonará, al igual que sabe que siempre le perdonaremos y le querremos. Porque aunque nos vayamos a vivir a la Luna, puede contar con nosotros.

No quiero que mis amigos sean siempre iguales, o sí, no me importa. Me gusta verlos evolucionar, luchar, progresar, levantarse con más brío cuando se caen, tenderles la mano cuando tropiezan, dudar, estar seguros, ser raros, ser normales (si es que eso existe), tener gustos extraños, poseer los suyos propios. Quiero a mis amigos, porque sí, porque están ahí cuando los necesito y cuando no. Pero sobre todo, sobre todo, me gusta pensar que saben que cuentan conmigo para lo que quieran y cuando lo quieran.

Así que puede que a veces no te entienda, o que no reaccione como tú esperas, o que creas que te voy a juzgar, o que vas a ver cierta mirada de desconcierto en mi cara. Sé que ha pasado y no te garantizo que no vuelva a ocurrir, pero sí te prometo algo, voy a seguir necesitando que estés en mi vida para que continue estando completa.

6 comentarios:

Glauca dijo...

Gracias. De verdad.Gracias

Zarina dijo...

A tí, cariño.

DarkStar dijo...

Yo también te quiero tontorronita :)

Zarina dijo...

Yo sí que te quiero, Darkita, aunque estemos a muchíiiisima distancia física, lo importante es la cercanía emocional y en ese aspecto no se puede estar más cerca.

DarkStar dijo...

Además, la distancia física es la distancia más fácil de salvar, y ya está planeado hacer el "salto" :P

En cuanto te descuides, estamos en tu casa gorroneándote el sofá y la comida, y atosigándote.

Un beso muy muy fuerte corazón, estamos yendo :)

Zarina dijo...

Espero que me atosigueis los dos con besos y achuchones. Aunque los nuestros son peligrosos,que siempre terminamos dándonos el cabezazo :P Mejor se los doy a tu novio. MUAHAHAHAAAA (no te me vengas ya a arrancarme los ojos, que te conozco)