3 de octubre de 2010

BALANZAS


Siempre estamos midiendo algo. Consciente o inconscientemente vamos haciendo nuestras balanzas, nuestras listas de pros y contras, nuestras valoraciones.

Equilibrio. Me gusta esa palabra. Es el fundamento de mi vida, es a lo que tiendo en todos los aspectos, supongo que por eso estoy siempre como en una montaña rusa emocional, compensando constantemente. Una batalla para conseguir algo tan vital y necesario para mí: El equilibrio. El estado de confort siempre ansiado y nunca hallado.


Me gustan las cosas compensadas, simétricas. Supongo que por eso siempre estoy baremando. Mi gran guerra, mi gran lucha. Tender al equilibrio. A hacer lógico lo ilógico. A entender, a analizar. A la vez creo que soy una de las personas más caóticas que existen. Impulsiva, pasional y capaz de cambiar todos los planes en 2 milisegundos y confiar en mis instintos. En definitiva: un desastre.


Pero a lo que iba, cada uno hace listas de lo que le inquieta en ese momento. Ventajas o inconvenientes de tomar una determinada decisión. Cosas que favorecen o que se oponen a tomar un camino en concreto.


Hay balances que se van calibrando cada día y que tienen un rango de precisión muy pequeño. Esas son las más difíciles porque esas dependen de muchas cosas, incluido el estado anímico de ese momento. Si un día nos sentimos seguros, confiados, alegres y optimistas, puede que una cosa tan tonta como una llamada no importe demasiado. Pero esa misma llamada tonta de un minuto puede ser esencial en un día en que realmente la necesitemos. El recibirla o no, puede hacer que la balanza se descompense completamente. Así de frágiles son algunos equilibrios. Son como pequeños ecosistemas en los que la pequeña variación de uno de los factores hace que todo sufra un cambio. En esas ocasiones hay que buscar variables externas o internas que devuelvan el estado de reposo precedente. Según de qué balance estemos tratando eso es fácil. Por ejemplo, en el trabajo aunque un compañero sea especialmente idiota un día y te pueda estar incordiando lo indecible, será fácil encontrar un motivo que te haga volver al equilibrio, sólo pensar en que hay más gente a tu alrededor o que tú estás ahí de forma coyuntural y la gili…..as en cuestión no puede aspirar a más en su vida. Os aseguro que ese último pensamiento es muy gratificante (y muy poco políticamente correcto).


El problema llega cuando no constas de demasiados contrapesos. Uys, eso es peligroso, porque ¿cómo llegar al equilibrio en esas ocasiones? No lo sé. Llevo todo el día calibrando, llevo todo el día pensando cómo compensar, sé que hay algo que podría enrasarlo todo, pero no llega y, además, debo encontrar algo que contrapese por si ese factor no se produce. Porque puede que haya (sé que hay) factores externos que impiden que ese hecho que necesito se produzca. Sé que el desequilibrio de hoy se encuentra en mi interior, en mis inseguridades y miedos. En estas ocasiones volver al estado de equilibrio es una tortura mental porque debemos indagar en nosotros mismos, en nuestros deseos, en nuestros pensamientos-sentimientos más profundos y ese es un trabajo muy arduo. Sé que debo encontrar las variables necesarias en mí de tal forma que le afecten lo menos posible las alteraciones exteriores, o las posibles interferencias que puedan mover la balanza. Debo estar segura de lo que pongo en los platillos y debo estar segura de que verdaderamente se inclinan hacia el lado que yo creo. Y cuesta. Hay días que cuesta. Pero sí he llegado a una conclusión, las verdaderas razones para que el equilibrio no se rompa deben salir de mí. Cuando eso no ocurra de esa manera ya nada tendrá sentido.


Sigo pesando, sigo haciendo mi balanza. Sigo compensando con mi confianza y luchando contra mis miedos e inseguridades. Al final siempre he de ganar yo, pero siempre lo haré de una forma honesta y sincera. Llegará el día en que no consiga poner el peso de mi lado. Pero no lo voy a pensar hoy.


Hoy volveré a encontrar mi paz y mi equilibrio. Aunque sea momentáneo.

Me está costando.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querida Zarina:

Una vez más, y como casi con todas tus entradas me vuelvo a emocionar al leer lo que escribes.
Equilibrio..... nunca me había parado a pensar en esa palabra que tanto alberga. Ahora, con tus reflexiones, me doy cuenta de que es eso lo que buscamos en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas: el Equilibrio.
En cada vivencia o situación, hallamos la "solución perfecta" que nos da tranquilidad, felicidad, paz, cuando se equilibra la balanza. Me imagino el típico peso de tienda antigua; en un platillo, yo con las mismas inseguridades y miedos que tú mencionas, y en el otro el mundo. Qué comparación más egocéntrica, ¿verdad? Pues es cierto que si una misma permite que sus miedos e inseguridades crezcan y crezcan, estos llegan a pesar más que el resto del mundo, logrando anularte por completo, dejándote ahí arriba, en el platillo del peso que sube y llega casi al techo, porque lo que contiene es insignificante comparado con lo que contiene el otro.
¡Pues no! No debemos permitirlo. Si un día se puede con todo, es porque existen fuerzas para poder con todo en cualquier momento.
Quédate, mi Zarina,con todos los motivos que tienes para ser feliz. Piensa que si los tienes es porque te los ganas, te los mereces... nadie regala nada hoy en día. Pues no permitas que tu balanza se desequilibre, porque hay demasiado bueno en tí para que pesen más los inconvenientes que puedan surgir.
No sé si este conjunto de palabras salidas "a borbotones" son capaces de expresar algo lógico, pero termino diciéndote algo de forma clara: sé feliz, al fin y al cabo eso es EQUILIBRIO.
Gracias, Zarina.
Azul

Zarina dijo...

Azul, muchas gracias. No tardé mucho en identificarte y eso es porque eres tal y como te expresas: clara, sencilla y sensible.

Cuánta razón tienes al decir que a veces en el otro platillo tenemos al mundo entero, eso es porque cuando estamos inseguros nos creemos que estamos solos, absolutamente solos y ese es un gran error. No te olvides nunca (me aplicaré el parche) que nos tienes a los amigos y que te queremos sencillamente porque eres como eres.

Un beso.

Druida L dijo...

Linda Zarina:
El equilibrio no existe. Es un constante ejercicio de compensacion. Como un funámbulo sobre el cable a 300 m del suelo. Su equilibrio consiste justamente en "compensar" continua y "muy suavemente" las condiciones de cada uno de sus pasos: el viento, la tensión del cable, el centro de gravedad de su barra...
Y sobre todo, compensar y eliminar el miedo. Controlar el pánico.

Cuando esa llamada (que dices) se produce en un momento favorable estimula tu confianza. Sí una opinión negativa te llega en mal momento...te hunde.

No debe ser así.

El equilibrio es principalmente control.

El entusiasmo es siempre sano (sin llegar a la euforía irracional).
El miedo es siempre malo.
La prudencia (concepto que se confunde con el miedo habitualmente) es muy necesaria sí
es realmente prudencia.

Es obvio que quizas veas al funambulo allí arriba y te parezca un loco. Todo menos prudente.

Sin embargo... Coloca una cinta roja en el pasillo: de unos 10 cm de ancho y 5 metros de largo. ¿eres capaz de caminar sobre ella sin salirte?.

El funambulo hace algo parecido.

El equilibrio esta en compensar
y entender que -aunque parezca que existe un gran vacio a cada lado del cable, en realidad LO QUE EXISTE ES EL CABLE. EL CAMINO.

D.L.

Zarina dijo...

Querido D.L., ya sabes que estoy haciendo "malabarismos" por seguir compensando los miedos y euforias para continuar por mi camino.

Me está costando, pero voy dando pequeños pasos y los estoy haciendo yo, con ayuda, con una vocecilla que me va orientando o dando pistas, pero lo estoy consiguiendo yo. Porque lo que más me repite esa vocecilla es que debo seguir mi camino por mi misma, creyendo en mí. Considero que es de las cosas más sensatas que me han dicho y así lo valoro.

Gracias por las palabras que me has dejado.

Una vez más, gracias por estar ahí (cada vez más cerca).

DarkStar dijo...

Una vez leí un cuento de un rey (ya lo he encontrado), que creo que viene al hilo de lo que cuentas.

http://samaelgnosis.net/revista/ser14/capitulo_08.htm

Se llama "Esto también pasará"

Zarina dijo...

Querida, Dark, acabo de leer el cuento y te doy las gracias. Ese mensaje me lo han dicho en varias ocasiones durante los dos últimos años, personas muy queridas y creo que tú, de una forma u otra, me lo has dejado ver en más de una ocasión. Todo pasa. Lo que me gusta pensar es que con las personas que quieres, y a las que quieres, estén contigo en los momentos buenos y en los malos. Propios y de ellos.

Muchas gracias, chiquitina. Por seguir ahí y por haber estado este tiempo.