Dentro de pocas horas estaré quemando un papel con tres deseos escritos en él. Es una chorrada, una tontería como otra cualquiera, en realidad no creo que se me conceda ninguno de ellos. Pero ¿qué más dá? Por intentarlo no me va a pasar nada, excepto quizás tragar un poco de humo (tampoco va a ser un papelito muy grande). Nunca antes había hecho ninguna de las pequeñas tradiciones que se estilan en la noche de San Juan hasta el año pasado. Me fuí a la playa con las amigas, me mojé los pies (sólo los pies, que una iba muy arregladita y no era plan) y quemé el dichoso papelito, para lo cual hicieron falta bastantes cerillas, porque el puñetero no ardía ni pa'trás. Así que hice lo que se suponía que debía hacer. Resultado: nasti de plasti. Nada. Cero. No se ha cumplido ni uno. Pero.... ¿por qué no lo voy a intentar de nuevo?
Esta noche necesito un pedazo de conjuro muy grande. Necesito que todas las fuerzas del Universo se alíen con las hadas, las brujas, los dioses, hechiceros, duendecillos, lo que sea. Pero que se unan. Hoy más que nunca necesito un milagrillo. No es mucho para tanto poder celestial. Esta noche quemaré mi papel (otro tipo de papel, no el del año pasado :P), me llevaré muchas cerillas y le soplaré bien a la hoguera para avivar el fuego (aplicaré todos los conocimientos adquiridos en la carrera y el trabajo sobre la combustión).Y si no resulta, me lo pegaré bien al cuerpo, que una está muy, muy....... QUEMADA!!! (ya os pensábais otra cosa, cochinos!)
Hala, feliz noche de San Juan a todos!!!!